domingo, 5 de febrero de 2012

TÉ BLANCO


El cultivo de tés con fines comerciales empezó en China mucho antes del nacimiento de Cristo.
En el pasado, los mercaderes chinos diferenciaban más de 8.000 tipos de té, clasificados según cinco métodos de elaboración, dos grados de calidad en el proceso de manufactura, cuatro grados atendiendo al tamaño y la forma de la hoja y 200 nombres de regiones. Cuando un granjero tenía espacio en su minifundio familiar, lo utilizaba para plantar té.

Todos los tipos de té contienen cafeína, pero en diferentes proporciones. El té verde tiene menos que el Oolong y éste menos que el negro.
Se cree que los polifenoles del té ralentizan el ritmo de absorción. Los efectos de la cafeína se notan más lentamente, pero son más duraderos, por lo que el té es mucho más revitalizante que el café.
Durante los meses más fríos del invierno, se cubrían con paja para protegerlos de las heladas.


Un antiguo proverbio chino dice: "los mejores tés proceden de las montañas altas", lo cual es cierto, pero eso no impidió que los chinos plantaran té en cualquier parte, incluso en las afueras de las ciudades muy pobladas o en lugares aislados e inaccesibles.
Desde la Dinastía Song (420 AC), este té especial fue reservado a los emperadores de China.

Un té que brota en las montañas chinas de Fu-jian, a 6.000 metros de altitud y hasta hace poco ha estado vetado a la mayoría de los mortales. Se le conoce como Té blanco.
Sólo se recolecta uno o dos días al año, normalmente en primavera, y en unas condiciones un tanto particulares. Se escoge una luz sombreada, una temperatura de 18º C y se va recogiendo el primer brote de las ramas más tiernas. Estos brotes están cubiertos de un vello blanco, de ahí su nombre, el mítico té blanco.

Los principales  tipos de té son cuatro. Todos ellos provienen de la misma planta y se diferencian entre sí según un proceso previo de elaboración. Así, el té negro está totalmente fermentado, por ello su sabor es más fuerte y su color más oscuro que los demás.
El té verde, por el contrario, es el té sin fermentar. El cada vez más conocido oolong es un té semi-fermentado, intenso y suave a la vez. Por último, y a decir del British Tea Council, el té blanco es el obtenido al recolectar las yemas de té acompañadas de las primeras hojas jóvenes.
El té blanco es el más exquisito. Dentro de estos cuatro tipos, se encuentran muchos subtipos dependiendo su origen o las distintas aromatizaciones que se hayan producido durante la elaboración.
Algunas plantas como el rooibos –un aromático arbusto originario de Sudáfrica- o la manzanilla reciben la denominación de té, pero esto no es correcto, ya el té proviene únicamente de la planta del mismo nombre (camelia sinensis).

Su sabor delicado, su gran capacidad antioxidante y, además, el hecho de no tener prácticamente contraindicaciones.
El té blanco viene de delicadas yemas y hojas jóvenes de la planta Camellia sinensis originaria de China. Estas yemas y hojas se las seca a los rayos del sol y son ligeramente procesadas para prevenir la oxidación o la futura fermentación. Esto preserva las características de sabor del té blanco.

El nombre "té blanco" deriva de las vellosidades plateado-blanco en las yemas aún no abiertas de la planta de té, que dan a la planta una apariencia blancuzca.
El te blanco, conocido como yinzhen, es una de las variedades más exquisita y rica en nutrientes que existe. Esto se debe a que su recolección se lleva a cabo en primavera, cuando nacen los primeros brotes del te que están recubiertos por un pequeño vello blanco.
Para poder conservar y degustar mejor el té, lo mejor es mantenerlo en un lugar fresco, seco y oscuro.


Más de 90.000 brotes eran (y son actualmente) necesarios para obtener 250 g de te blanco. De ahí que su consumo por parte del resto de la población era castigado con la pena capital.
"Hemos demostrado que el té blanco puede ser una fuente natural e ideal de sustancias para perder peso" , indicó Marc Winnefeld, miembro del equipo de investigadores.
Según el científico, el té blanco puede ser al menos una solución parcial para el problema de la obesidad que afecta principalmente a Estados Unidos, donde se considera que alrededor del 60 por ciento de la población está excedida de peso.
"En los países industrializados, la incidencia creciente de los trastornos vinculados a la obesidad, incluyendo las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, constituye un problema creciente" , indicó.

Su contenido es polifenoles es tres veces mayor que el que tiene el te verde. Los polifenoles son un potente antioxidante que se encuentra en todos los tipos de te, y cuya función es la de aumentar las defensas del organismo y neutralizar la acción de los radicales libres mediante la protección de nuestras células.
La existencia de las flavonoides dentro de su composición lo convierten en un aliado contra los cánceres de colón o de próstata, inhibe el crecimiento de las células cancerígenas retardando su expansión y evita la aparición de nuevas células.
Los estudios han demostrado que nos encontramos ante un buen aliado para mantener los vasos sanguíneos sanos así como evitar la hipertensión arterial.

El colesterol es un tipo especial de grasa siendo necesario para el perfecto funcionamiento del organismo. Podemos diferenciar dos tipos de colesterol uno bueno o necesario y uno malo o perjudicial para la salud. El catechins existente en el té blanco es un antioxidante que permite la reducción del colesterol malo potenciando las cualidades del bueno, refuerza las arterias y previene la obstrucción del flujo de la sangre.
Todos los efectos señalados hasta ahora, disminución del colesterol, mejora del flujo sanguíneo o la reducción de la presión arterial tiene un claro beneficiario, el corazón. Hay estudios que demuestran que un consumo habitual de té en general ayuda a la recuperación en el supuestos de infartos.

El té blanco mejora la calidad de vida en los enfermos de artritis y osteoporosis, mejorando la densidad del hueso.
Otras de las cualidades de los antioxidantes es la protección del sistema inmunológico del cuerpo, aliviando los síntomas de virus, refriados o gripes.
La presencia de una pequeña cantidad de flúor en su composición lo convierte en un protector del esmalte dental así como evita la aparición de las placas dentales evitando la aparición de las caries así como del mal olor bucal.

 La prevención de los radicales libres por parte de los antioxidantes previene el envejecimiento de la piel manteniendo esta sana y bonita.

Ayuda contra la diabetes.
 La diabetes es uno de los factores que están detrás de muchas enfermedades como infartos, desprendimientos de retina, etc… El té blanco ayuda a reducir los índices de azúcar en la sangre bajando los niveles de presión en la circulación.

En ningún momento la existencia de estas propiedades convierten al té blanco en un sustituto de las terapias médicas, su capacidad es más limitada a estas pero puede resultar un buen complemento.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario